Hoy he hecho unos cupcakes.
Orgullosos no porque sean especialmente bonitos (sí que estaban especialmente buenísimos), si no porque en Madrid se está celebrando la semana del
Orgullo gay. Hoy concretamente tocaba el desfile. Los que lo habéis presenciado alguna vez sabéis que es toda una explosión de alegría, lentejuelas y muchísimo color.
No tenía lentejuelas comestibles (todo se andará, jeje), pero sí colorantes... y nos los hemos merendado con muchísima alegría. Mañana para desayunar más :-)
He coloreado la masa de la magdalena para que pareciera un pequeño arco iris y he juntado frosting de tres colores en una misma manga.
La idea era utilizar una boquilla de estrella y hacer una cobertura bonita. Pero solo a mí se me ocurre ponerme a las cuatro de la tarde en el día más caluroso del año y con el horno encendido a preparar un frosting (¡que la propia palabra lo está diciendo, frost-escarcha!). Con la mezcla en la manga tuve que decidir si dejarla un rato en la nevera o arriesgarme y decidí usar boquilla lisa y dejar simplemente que se mezclaran los colores. Con las ganas que teníamos de hincarles el diente como para esperar solidificaciones, jeje.
Me ha encantado esta receta, tanto la masa ¡con calabacín! como el frosting de queso.
Nunca pensé que se pudiera asociar el calabacín (sí, eso verde) con el adjetivo ESPONJOSO.
Queda una magdalena muy jugosa. Os aseguro que no sabe nada a verdura y encima no lleva aceite.
He preparado las masas en la Kitchenaid, pero lo podéis hacer en la Thermomix con la mariposa puesta.
Las recetas son de Julia, de Postreadicción (cada vez admiro más a esta mujer), aquí van:
Ingredientes
(para 12 cupcakes)
para las magdalenas
3 huevos
150 gr azúcar glass
300 gr de calabacín pelado y troceado
75 gr harina de arroz
150 gr almendras molidas
1 cucharadita de levadura en polvo
un pellizco de sal
aroma (le he puesto esencia de mora)
unas gotitas de colorantes alimentarios (utilicé Americolor en gel)
para el frosting
165 gr queso de untar frío
165 gr mantequilla a temperatura ambiente
300 gr azúcar glass tamizada
unas gotitas de colorantes alimentarios
Precalentamos el horno a 160 ºC y colocamos capsulas de papel en un molde de magdalenas.
Trituramos el calabacín con la batidora hasta conseguir un puré fino y lo reservamos.
Mezclamos los huevos y el azúcar en la Kitchen Aid, con el accesorio de varillas a velocidad 8, hasta que esté esponjoso y blanquee. Añadimos el calabacín y seguimos batiendo hasta que esté totalmente incorporado.
Añadimos la harina de arroz, las almendras molidas, la levadura, la sal y el aroma. Batimos a la velocidad más baja posible durante un minuto aproximadamente, hasta que los ingredientes estén bien mezclados.
Repartimos la masa en tres cuencos, le añadimos los colorantes que hayamos elegido y removemos con una cuchara.
Ponemos capas de la mezcla en el papel de magdalenas alternando colores sin llegar a llenarlos del todo, porque crecerán un poco durante el horneado.
Horneamos durante unos 25 minutos (podemos comprobar si están hechas introduciendo un cake tester o pincho en una magdalena. Tiene que salir limpio).
Dejamos enfriar las magdalenas en una rejilla.
Ponemos el queso en la Kitchen Aid, mezclamos hasta que esté suave y cremoso y reservamos.
Mezclamos la mantequilla y el azúcar glass en la Kitchen Aid y batimos hasta que esté muy pálido y esponjoso. Añadimos el queso poco a poco y batimos a velocidad 6 hasta que esté mezclado.
Repartimos la mezcla en tres cuencos, le añadimos su colorante a cada uno y mezclamos con una cuchara.
Ya solo nos falta poner los tres frostings en una misma manga con una boquilla ancha y decorar nuestros cupcakes haciéndoles un "churrito".